SEMANA 17
Itró (Éxodo 18-20)
¿Por qué es tan grave el adulterio?
Itró, la parashá de esta semana, relata la entrega de los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí. ¿Por qué Dios eligió precisamente estos diez? Al analizar el Decálogo, muchos comentaristas notan que los Diez Mandamientos se enfocan principalmente en las relaciones: entre el hombre y Dios, entre el hombre y su prójimo, entre hijos y padres. La fidelidad es fundamental para toda relación exitosa. Sin ella, toda relación está destinada al fracaso.
Examinemos algunos comentarios clásicos sobre el mandamiento que prohíbe el adulterio:
Najmánides (siglo XIII, España) describe nuestras relaciones como una “escalera de amor”. Él dice que la persona primero debe amarse a sí misma y recién entonces puede amar exitosamente a su pareja. Luego, si formó una sólida relación con su pareja, eso la ayudará a desarrollar su relación con Dios.
Sin embargo, también puede ocurrir lo contrario. Un hombre desleal a su esposa, casi con seguridad, también será desleal a Dios.
El Midrash Mejilta dice que esta idea queda aludida en la ubicación de los diferentes mandamientos en las dos tablas. El séptimo mandamiento, la prohibición del adulterio, aparece opuesto al segundo mandamiento: “No tendrás a otros dioses ante Mí”. La Mejilta sugiere que esta ubicación no es accidental, sino que nos enseña que aquél que es desleal a su pareja eventualmente le será desleal a Dios.
Otro Midrash observa que la palabra hebrea para adulterio, tinaf, puede dividirse en dos palabras: ten af, que se traduce como dar enojo. El Midrash explica que el adulterio es una acción particularmente aborrecible para Dios, algo que provoca Su enojo. La característica distintiva del pueblo judío ha sido, históricamente, la estabilidad de la vida familiar. Quien comete adulterio viola e ignora esta tradición sagrada.
Rav Abraham Ibn Ezra (siglo XII), dice que el adulterio también profana el mandamiento de “ama a tu prójimo como a ti mismo”. El adulterio es un grave pecado en contra del prójimo, ya que implica tratarlo de una forma en que a nadie le gustaría ser tratado.
Maimónides explica el adulterio con palabras poderosas y eternas. Él dice que el objetivo de la creación es establecer “shalom bait”, armonía entre el esposo y la esposa. El adúltero destruye esa armonía y, en el proceso, socava el objetivo mismo de la creación.
Examinemos algunos comentarios clásicos sobre el mandamiento que prohíbe el adulterio:
Najmánides (siglo XIII, España) describe nuestras relaciones como una “escalera de amor”. Él dice que la persona primero debe amarse a sí misma y recién entonces puede amar exitosamente a su pareja. Luego, si formó una sólida relación con su pareja, eso la ayudará a desarrollar su relación con Dios.
Sin embargo, también puede ocurrir lo contrario. Un hombre desleal a su esposa, casi con seguridad, también será desleal a Dios.
El Midrash Mejilta dice que esta idea queda aludida en la ubicación de los diferentes mandamientos en las dos tablas. El séptimo mandamiento, la prohibición del adulterio, aparece opuesto al segundo mandamiento: “No tendrás a otros dioses ante Mí”. La Mejilta sugiere que esta ubicación no es accidental, sino que nos enseña que aquél que es desleal a su pareja eventualmente le será desleal a Dios.
Otro Midrash observa que la palabra hebrea para adulterio, tinaf, puede dividirse en dos palabras: ten af, que se traduce como dar enojo. El Midrash explica que el adulterio es una acción particularmente aborrecible para Dios, algo que provoca Su enojo. La característica distintiva del pueblo judío ha sido, históricamente, la estabilidad de la vida familiar. Quien comete adulterio viola e ignora esta tradición sagrada.
Rav Abraham Ibn Ezra (siglo XII), dice que el adulterio también profana el mandamiento de “ama a tu prójimo como a ti mismo”. El adulterio es un grave pecado en contra del prójimo, ya que implica tratarlo de una forma en que a nadie le gustaría ser tratado.
Maimónides explica el adulterio con palabras poderosas y eternas. Él dice que el objetivo de la creación es establecer “shalom bait”, armonía entre el esposo y la esposa. El adúltero destruye esa armonía y, en el proceso, socava el objetivo mismo de la creación.
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